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En primera persona, Gabriela Ledesma corre el velo de la masonería en Pilar

La conocida actriz y locutora revela una faceta poco conocida: su condición de referente local de masonería femenina. Con detalle, abre las puertas al misterioso mundo de esta organización social que hizo del secreto un culto. Y que ahora busca revertir.

Sociedad - Pilarenses con Historias 03/06/2021 Augusto Fernández Díaz
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Aquél que al comenzar a leer esta nota se encuentre con la palabra masonería, probablemente tendrá una escasa idea de lo que realmente significa, y al mismo tiempo, echará a andar una ingeniería de ideas preconcebidas, sospechas y sensaciones que lo harán caer en una reflexión tan liviana como frecuente: es algo raro.

En efecto, la masonería ha hecho todo lo posible para que quienes no están dentro de su círculo no tengan certezas de qué se trata. Es una tendencia, sin embargo, que busca revertir a partir de los últimos tiempos. No será tarea fácil: implica romper una inercia de siglos contra las voluntades de apenas un puñado de años. A su vez, plantea una fuerte controversia hacia el interior de una institución -porque, en definitiva, eso es lo que es, una institución de personas- que ha sentado en el secreto y la discreción sus bases principales.

En lo elemental, la masonería es una institución milenaria, con jerarquías, sedes y reuniones. En Argentina tienen una conformación jurídica como cualquier club social o sociedad de fomento. Se alejan un tanto de estas últimas, claro. En sus inicios, el masón (del francés "maison", o sea, "casa") era el que llevaba adelante la construcción de templos o palacios. Se los consideraba hábiles y sabios, dueños del conocimiento. Ya en la Edad Moderna, la práctica abrió paso a la simbología y los ladrillos fueron reemplazados por las ideas.

Así la masonería buscó ser el ámbito de "construcción" de intelectualidades, con la pretensión de erigirse como los cimientos de las sociedades. La metáfora no es antojadiza: los cimientos son aquello que sostiene una edificación pero que no se ve. Usualmente se observa a la masonería como "el poder detrás del poder". Una rara avis de influencers que en vez de la sobreexposición eligen el velo. Y parece ser una definición bastante fiel. Sobran los ejemplos de personalidades de la política en la historia internacional a los que se identificó como masones. Y decisiones trascendentales para la humanidad que se resolvieron en el ámbito de encuentros de masonería. Sí, también en la actualidad, eso sucede.

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Lo llamativo, y que imprime un carácter superior de ocultismo en torno a esta organización, es la combinación de estructuras, prácticas y preceptos de la política moderna y la democracia (de hecho las normas masónicas se rigen por los principios de igualdad, fraternidad y libertad, los mismos que inspiraron la Revolución Francesa) con tradiciones, ritos y simbolismos propios de un culto religioso. La mayoría de estos últimos, además, son vedados a todos aquellos quienes no pertenecen a la orden y sólo les son revelados a quienes logran entrar, después de atravesar una serie de entrevistas y una ceremonia de iniciación, acaso el ritual que más misterio despierta en la sociedad.

Aunque en el imaginario popular todo lo descripto pueda con facilidad ser mentalmente situado en algún castillo perdido de la Europa medieval, lo cierto es que la masonería lleva casi un siglo de actividad sostenida y creciente en Pilar. Y en los últimos cinco años hasta se ha roto el techo de cristal para las mujeres, que tienen su propia logia. Sí, en Pilar existen dos logias masculinas -Unión del Pilar y Pro Homine- y una femenina -Luz del Pilar-. Y quienes las integran no son sino personas que comparten las familias, los grupos de amigos, los lugares de trabajo con cualquiera de nosotros, sólo que no todos aún comparten públicamente su condición de masones. Ese paso no es menor, y resulta imprescindible para que la masonería derribe sus mitos con éxito.

Muy segura de hacerlo estuvo Gabriela Ledesma, actriz, locutora, docente de teatro, madre, conocida vecina de La Lonja y Del Viso. Pero -también- Secretaria de la institución masónica femenina que funciona en Pilar. La popular "Renata" de aquél recordado comercial de garrafas que perduró décadas en la televisión local, la misma que durante décadas recorrió los escenarios del distrito conduciendo eventos, la discípula teatral del inolvidable "Titi" Villar, abre las puertas con detalle a las diferentes aristas de la actividad masónica y a conocer más sobre cómo se inserta esta actividad en la sociedad pilarense.

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Qué inspiró en su vida la masonería, cómo se decidió a intentar formar parte, qué sucede puertas adentro de cada sede y, fundamentalmente, qué secretos guardan, y por qué lo hacen.

De las creencias sobre sacrificios y rituales con fuego a las decisiones que cambiaron rumbos políticos y sociales. La misteriosa masonería, desde adentro, y con voz pilarense.

Conocé todos los detalles de esta historia en el video:

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