Alguna vez te preguntaron: ¿Ahora lo decís?

Por Claudia Zakhem, Concejal de Cambiemos y Presidenta de la Unión Cívica Radical de Pilar.

Opinión07 de abril de 2019
CZ

En estos tiempos somos testigos de muchas mujeres que denuncian o confiesan que fueron víctimas de abuso sexual.

Entonces con asombro comenzamos a preguntarnos: ¿Cómo fue?, ¿Qué pasó con sus padres?, ¿Cómo se dieron cuenta?, ¿Por qué no lo contó antes?. La reacción puede ir desde el asombro, las dudas, la compasión, clemencia, la acusación.

En realidad lo que debemos entender es que estamos frente a una situación absolutamente compleja. En la inmensa mayoría de los casos el abuso ocurre en el ámbito intradoméstico: el abusador no es un extraño para el niñ@. Antes de someterlo, habrá generado una relación valiéndose de distintos medios logrará su silencio: puede ser desde la coacción, desde el afecto inclusive. Esto sumado a la vergüenza y al sentimiento de culpa de ese niñ@, harán que ese silencio se sostenga.

Muchas veces ese tremendo dolor, no logra ponerse en palabras, entonces comienzan los indicios y el cuerpo en muchas oportunidades no lo puede ocultar: dolores en los genitales, pis en la cama, conducta retraída, dibujos raros.

Y mientras tanto el abusador ha desplegado una relación con la familia, desde lo afectivo, económico, supervisión y control. Aparece como una persona imposible de despertar sospechas. Impensable, entonces, si además, es el sostén económico de la familia, la revelación del abuso llevará a consecuencias inesperadas. Pero volvamos al niño... La denuncia es el comienzo del basta.

En muchas oportunidades, vemos con asombro que tal o cual mujer denuncia que en su infancia ha sido víctima de abuso sexual. Porqué esperó tanto tiempo. Nos preguntamos entonces, cómo nos damos cuenta?. Y es que en algunas oportunidades, no se manifiestan de forma visible, much@s callan, adecuando su dolor para poder seguir en una infancia al igual que sus pares.

Una de cada tres niñas ha sido víctima de algún tipo de violencia sexual durante su etapa escolar. Muchos síntomas y enfermedades físicas se han asociado con los maltratos sexuales, entre ellos dolores pélvicos crónicos, síndrome premenstrual, trastornos gastrointestinales, estrés postraumático, distancia emocional, visiones retrospectivas, fobias, depresión, disfunción sexual. Entre el 4% y el 30% de las víctimas de violaciones contrae enfermedades sexuales, entre ellas el sida.

Todos somos responsables al momento de denunciar y ante la duda siempre es de vital importancia creerle al niñ@ indefenso, seguramente comenzará un peregrinar de instancias judiciales y profesionales de la salud.

Pero será el final de una etapa de abuso sexual para comenzar a sanar el cuerpo y el alma. Que independientemente del resultado judicial; no da lo mismo para la salud mental de los niñ@s cuando se realizó la denuncia por el adulto responsable, de aquellos que prefirieron callar o cesgarse ante una clara manifestación de los que confiaron, quizás en una sola oportunidad.

Todos nos preguntamos, y ¿qué fue del agresor?, seguramente voy a dedicarle otra nota de opinión. Hoy, acompañar y estar pendientes de aquellos que callan es nuestro deber como adultos mayores.

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