Estirpe de Bombero: una vida bajo fuego por ayudar a los demás

Matías Riquelme, integrante del cuartel de Pilar, narra cómo es vivir siendo bombero en una ciudad récord en incendios forestales y accidentes de tránsito.

Sociedad - Pilarenses con Historias29 de enero de 2022 Augusto Fernández Díaz
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Es el ocaso del día en Pilar. Un atardecer hipnótico y especial, irresistible a los celulares y los likes de las redes. El sol enrojecido no teme a los flashes ni las miradas; se muestra imponente sobre la ciudad. No es un eclipse ni el fin del mundo. Como un filtro de Instagram gris y espeso, el humo emanado de un mapa insondable de incendios forestales ofrece un cielo dantesco, entre pictórico e infernal. Varios metros más abajo, las llamas avanzan comiéndose todo lo que rozan: árboles, pastos, lo que sea. Hace pocos días fue un camión autobomba. No quedó nada. Pudieron ser personas. Pudo ser él.

"Al fuego hay que tenerle respeto, porque uno lo mira y le gusta. Pero estás delante de llamas que te pasan la cabeza cuatro metros. Si no estás atento y te quedás quieto, el incendio te come", explica Matías Riquelme, segunda generación de Bomberos Voluntarios, con la misma frialdad que le permite coquetear con el peligro y la muerte casi a diario. Al cuarto de sus 31 años, Matías ya había pisado por primera vez el cuartel de Pilar, caminando tras los pasos de su papá Julio, y al noveno ya pasaba más tiempo entre mangueras, hachas y camiones que en la escuela. A los Cadetes, a esa edad, los entrenan en todo lo que debe saber un bombero, teoría y práctica. Lo único que no hacen es salir a los servicios. Para eso, Matías tuvo que esperar hasta los 18. Entonces sí, estrenó su mayoría de edad enfrentándose por primera vez a lenguas de fuego que lo triplicaban en altura, en un campo lindero a la ex Fábrica Militar.

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"Es un lugar al que vamos siempre porque hasta el día de hoy se sigue prendiendo, y es el incendio de campo más grande al que nos enfrentamos cada año", resalta. Y cada año es peor. La reciente ola de calor y semanas sin lluvia mezclaron un cóctel que dio origen a un promedio de cuatro incendios por día durante todo diciembre y enero. Pilar, así, fue una de las ciudades récord en el país en cantidad de focos activos. Una realidad desafiante para cualquier grupo de Bomberos que, además, saben algo que la gente común ignora: los incendios forestales son los que más vidas de rescatistas se llevan, por quemaduras o por asfixia. "Uno siempre está pensando si va a volver, es inevitable", asiente Riquelme.

Si Pilar fue el distrito bonaerense en el que más incendios forestales se produjeron, también está al tope de las estadísticas provinciales por accidentes de tránsito. Un distrito que concentra más de un tercio de la Autopista Panamericana, más media docena de rutas provinciales, tiene las condiciones para engrosar la estadística de la que, en Argentina, resulta la primera causa de muerte de menores de 35 años. Allí también, recuperando vidas de entre metales retorcidos y manchones de combustible, están los Bomberos. Allí también está Matías.

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Y donde también está es en una fábrica del Parque Industrial Pilar. Allí se gana la vida como inspector de seguridad y rescatista. Porque de voluntarios, en verdad, los bomberos tienen todo. La única retribución que obtienen por arriesgar la vida a cambio de asegurar la de sus vecinos es un subsidio provincial a modo de jubilación. Y para cobrarlo deben alcanzar los 25 años de servicio. Claro, llegar a esa meta no es tan fácil. En el camino quedan deserciones, incapacidades físicas y, desde luego, vidas. Mientras tanto, cada Bombero tiene su trabajo, que, como pueden, intercalan con sus turnos de seis u ocho horas diarias en el cuartel. Los más afortunados tienen empleadores que, en honor al valor de su tarea, abundan en permisos especiales y contemplaciones. No siempre sucede.

Es así su realidad y lo saben desde que la eligen para ser el motor de su vida. Una vida siempre en riesgo, a cambio de un abrazo, una palabra de aliento o algunas docenas de facturas enviadas al cuartel en gratitud por un rescate. Una vida dedicada al servicio por el prójimo. Una vida de bombero.

Conocé a fondo la historia de Matías Riquelme en el video: 

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