Vida y obra del último hippie de Pilar

"Es mejor decir la peor de las verdades que la mejor de las mentiras", dijo y lo conquistó. El Tano siempre anda regalando frases que pueden ser canción. Después de que su hijo escondió con habilidad durante meses las materias que se llevaba, supo que debía esmerarse. Le llenó el cuarto de reflexiones y mensajes con los que lo empujó a preparar los exámenes para no repetir el año. Eran muchos. Muy seguidos. "Hasta el último segundo vale", le escribió. El chico pasó la prueba. La recopilación de frases terminó encastrando en un tema que hasta se grabó en un disco.

El Tano es Mauricio Basile, 54, tan pilarense como italiano y mucho más Tano que Mauricio. Por momentos, electricista. Por otros, gestor de una sala de ensayo. Siempre músico. Y hippie. De los que no quedan. De pelo largo, grabador al hombro y mameluco de colores. El último hippie de Pilar.

La vida de este fácilmente reconocible personaje de la genealogía pilarense se entremezcla en sus caminos diversos. Capea sus problemas cotidianos como cualquier persona, al tiempo que dedica sus horas en convertir una plazoleta construida en la esquina de su casa, en un homenaje urbano a Luis Alberto Spinetta. Mientras, esténcil en mano, dibuja una silueta del Flaco en un cantero, sueña con inaugurarla en un gran recital a la calle y con la presencia de los hijos del icono.

Es que así es el Tano. Orgulloso de aparecer en los countries a tender cables y tomacorrientes en mameluco de colores. Pero de siempre cumplir con su trabajo en tiempo y forma. De respetar la palabra. Y de, aún hoy, en tiempos de ciberestafas, poder seguir sacando fiados instrumentos musicales en sus negocios de siempre. De ser, según su filosofía, un "hippie 24x7";. De pensamientos positivos, respeto por el otro, de esencia social. Aún cuando a veces cueste.

"En Pilar a veces me siento sapo de otro pozo, casi todos me miran con cara rara. A veces encontrás algún hippie los fines de semana en la feria pero por lo general siempre me sentí como un extraño. Pero yo, mientras me quede pelo, lo voy a seguir usando largo y mientras me siga gustando usar pantalones de colores lo voy a seguir haciendo. No molesto a nadie y todos somos libres de hacer lo que queremos", resume en un párrafo que bien podría haberse escrito en los sesenta, pero se traza en 2022.

El Tano Basile es un exponente contracultural. Una pieza única del rompecabezas pilarense, que no encaja, pero sí. El menos tradicional de una familia tradicional, pero con un lugar ganado a fuerza de ser quién es "Suelo tener la autoestima por el piso. Pero yo creo que la gente me va a recordar por ser auténtico". En definitiva, de eso se trata.

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